jueves, 1 de mayo de 2014

Caram y Forcades ex aeqvo (por igual) versus sor Cristina Scoccia



Los patanes forman legión y por eso en este capítulo, pues se nos acumula el trabajo, los reunimos en una pareja de muchos quilates: sor Lucía Caram y la monja Forcades, dos ilustres y mediáticas patanas, ahí es nada, casadas con Dios. Ambas obedecen al perfil de la monja alférez, Catalina de Erauso, aunque en su caso mejor que Catalina, habría que decir Catalana en ese sentido metonímico y abusivo, la parte por el todo, promovido por el régimen nativo donde catalán/a es sinónimo de nacionalista. Catalina de Erauso, donostiarra de cuna, evangelizó a los indígenas americanos dándoles para el pelo a espadazo limpio. Los araucanos se las tuvieron tiesas con esa monja de armas tomar. Con parecido ardor guerrero, sor Lucía Caram hace el camino inverso y devuelve la visita. Desembarca en Cataluña procedente de Argentina, se establece en Manresa y su misión apostólica consiste en evangelizar para la causa de la redención nacional a los catalanes pecadores, desafectos a los desvaríos separatistas de Artur Mas y sus secuaces. 

Caram, que maneja el micrófono con más soltura que el rosario, es amiga de Helena Rakosnik, la primera dama, y dice en una entrevista que confía plenamente en su marido, el de Helena, y que pondría la mano en el fuego por él, recuperando la figura medieval de la ordalía divina. Sor Lucía tienen una mano ignífuga, caram-ba, pues no se quema nunca. A ella, que fustiga a diario a la gran banca, a los políticos corruptos, la evasión de divisas del papuchi de Mas a Liechstenstein le suena a treta diabólica maquinada por el maligno desde esa razón social del infierno que es la corte y villa de  Madrid.

Sor Lucía es la Sister Act dinámica de nuestra dupla monjil. Más adusta y contenida, con arreglo al carácter aborigen, es la benedictina Forcades que se proclama bolivariana, enemiga acérrima de las empresas farmacéuticas (ella cura los catarros con rezos y devociones), de las campañas de vacunación, como los talibanes, y del mismo modo que aboga por el derecho a decidir, hace suyo el lema coreado por las abortistas: nosotras parimos, nosotras decidimos. De sor Lucía y el sexo nada sabemos, afortunadamente. No queda muy claro cómo se las apañan para conjugan la supuesta universalidad de la religión católica con su cerril defensa del ultranacionalismo trabucaire, salvo que sueñen ambas, en una suerte de éxtasis piadoso, con erigir una iglesia localista como la anglicana, desgajada de la obediencia a Roma. Una iglesia urbi, pero sin orbe

Caram y Forcades, ex aeqvo, son, no cabe duda, dos mujeres con toca al mismo tiempo que dos monjas tocadas, pero no por la mano de la divina providencia. Si éstas son sus mujeres, más le valdría a Dios buscarse abogado celestial e iniciar los trámites de un divorcio exprés. Ya vamos entendiendo por qué en Cataluña la asistencia a misa de la feligresía ha caído en barrena en los últimos años.

Recomendamos a ambas que se miren el video de la versión italiana de La Voz y se deleiten con las actuaciones de sor Cristina Scoccia, que a sus 25 añitos difunde sensaciones positivas para mayor gloria del Altísimo y nos regala una interpretación sensacional de la canción de Cindy Lauper titulada Girls just wanna have fun… a ver si se les pega algo de esa monjita graciosa y dejan de darnos la brasa con su doctrina de baratillo, enconada y sectaria que lleva al odio y al enfrentamiento entre las personas.

1 comentario:

  1. Si Caram y Forcadés son Benedictinas y "contemplativas" con su verborragia y gusto por opinar y aparecer en el mundo no les puede quedar mucho tiempo para cumplir con su misión principal. En el mundo Benedictino catalán se da mucho el fenómeno de acercarse al poder local, a la autodeterminación y a tomar partido por la autodeterminación. Pasa lo mismo con los varones como el Abad de montserrat y su súbdito Hilari Raguer.
    Quién le ha pedido a esta monja de origen argentino que cuestione la unidad de España y que sin tapujos apueste por la desmembración de España y por su apoyo expreso a Artur Mas de quién dice que es honesto, negando en cambio esa honestidad a los demás políticos españoles como Montoro o Rajoy. Señora Caram Mas utiliza el dinero de todos los españoles en subvencionar la ruptura lo que no es lícito. Dad al Cesar lo que es del César...

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