domingo, 3 de noviembre de 2013

Xavier Novell, patánico obispo de Solsona - Personaje patánico XII



Xavier Novell, patánico obispo de Solsona (paradójicamente, el programa informático sustituye de manera automática patánico por satánico) bendice al fin la independencia de Cataluña: Su reino, es decir, su Estado, sí es de este mundo. Al pastor de almas le ha costado dar el paso, pero lo hizo al fin, no a calzón, sino a casulla quitada. Algo tuvo que ver que en una reciente romería los feligreses más exaltados le pitaran ruidosamente por haber recomendado a sus párrocos que no repicaran las campanas a las 17h 14’ del pasado día 11 de septiembre.

Se advierte una fuga creciente de fieles, casi estampida, de los templos nativos a medida que el clero diocesano abraza con fervor esa religión pagana que es el nacionalismo, desertando del apostolado universal inherente al rito católico. Quedan las capillas, frías, penumbrosas, rescatadas del tedio por algún turista despistado. El obispo Novell ha tenido grandes predecesores, luminarias a las que imitar: Deig, Jubany o los benedictinos de Montserrat, que de algún modo habían de expiar el pecado infando de recibir en tiempos a Franco bajo palio.

Uno de sus guías espirituales es el arzobispo Martínez (Sistach), elevado recientemente a la dignidad cardenalicia. Martínez (Sistach) no había ingresado aún en el club de la púrpura cuando recibió con turiferario incienso a los ponentes de la reforma estatutaria encerrados durante semanas en Miravet. Fue ése un acto participado por igual de sumisión al poder temporal y de prevención higiénica, pues los eméritos ponentes, a causa del encierro prolongado, dejaron en la basílica de La Merced un concentrado olor a chotuno. Tampoco nos había deleitado aún con las filigranas teológicas de esa suerte de homilía, de encíclica, De Rerum Futbolorum, improvisada ante los micrófonos para censurar acremente la carestía del fichaje de Cristiano Ronaldo por el Real Madrid, ignorando farisaicamente los fichajes igualmente onerosos del equipo más emblemático de su propia diócesis. Aquello de la paja en el ojo ajeno.  

Novell, más joven que Martínez (Sistach), acaso sueña en un arrobamiento místico, reclinado ante el altar (no sabemos si con la botella de mistela a mano, o bajo llave en la sacristía), con encabezar mañana una iglesia nacional como la anglicana, y fundar un papado cismático, coronando su pontificia cocorota con una mitra inspirada en la barretina. Y se apresura a hacer méritos. Como el ex fiscal Conde-Pumpido con su toga hecha jirones, el obispo Novell, acompañado de su séquito de monaguillos-trabucaires, está dispuesto a manchar la estola con el polvo del camino. Su reino sí es de este mundo. 

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